El sacrificio de Cristo en la cruz fue un acto duro y de violencia. Fue un acto de tortura inmerecido. Jesús fue el centro de politiquerías baratas entre políticos Romanos y Judíos. Pero este nunca fue el centro del mensaje, tampoco lo fue a manos de quien murió. Jesús vino a la tierra a morir por nosotros por todos los pecadores del mundo para darnos vida eterna. A manos de quien murió no es lo más importante.
Muchas veces tendemos a buscar culpables. En lugar de decir que paso, que es lo más importante de esta situación y como la corregimos siempre queremos buscar a alguien para echarle la culpa. Esto pasa en el trabajo, en la casa, con nuestras amigas y en fin con todo. Queremos saber quien tiene la culpa. ¿Porque nuestro corazón es tan duro? Dicen que un buen líder es el que motiva e inspira no el que intimida. Cuando estamos buscando a quien juzgar, quien es el culpable estamos intimidando y dejando de aprender la lección.
En la crucifixión la lección es tan clara y tan compleja a la vez que lo mejor es aceptarla. Si leemos los evangelios el mensaje es “sigue a Cristo” no es encuentra culpables y derrama sangre. En los evangelios siempre vemos a un Cristo perdonador si nos acercamos a el con corazón humillado.
Lo mismo sucede a las personas que buscan excusas para no ir a ninguna iglesia, dicen “para que voy si allí hay un montón de hipócritas”. Se dicen así mismos “yo por lo menos no ando diciendo que soy cristiano y viviendo una vida doble” ¿Qué podemos contestarle a estas personas?
Podemos decirles que los cristianos no somos perfectos, ni condenadores, somos personas comunes y corrientes a quienes Jesús perdono y sigue perdonándonos por amor a nosotros. ¿Pero que les podemos decir a estas personas si nosotros mismos nos la pasamos juzgando a otras personas? No tenemos ningún argumento valido si no hay amor, perdón y reconciliación. Dios nos ve con lentes de amor y es así como nosotros deberíamos de ver al mundo, el juzgar y buscar culpables es una arma de doble filo que nos herirá a nosotros mismos.
Concentrémonos en lo que es importante en el mensaje más importante de todos Jesús murió por nuestros pecados y Jesús salva. Jesús es la llave que nos abre el reino de los cielos y la única razón por al cual Cristo sufrió y murió por nuestros pecados fue por amor.
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